Agadecemos a Dios por la vida de los jóvenes que asistieron y oramos para que cada día el Espíritu Santo de Dios sea reflejado en sus vidas, y que el reflejo sea EL FRUTO DEL SEÑOR!
Una vida permaneciendo en la Vid implica dar frutos; en la iglesia, en su fortaleza espiritual, en el testimonia de su vida y el servicio.
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